Y si

Y sí eh. Cuando me llamas el corazón me da un brinco. Conservo la calma y hago como si fueras cualquiera, un cliente más, un trabajo, alguien a quién atender, pero apenas escucho tu voz, la mía como que quiere quebrarse. El pulso se me acelera y siento rico en la barriga, las cursis le dicen mariposas, yo le digo ganas, porque luego, luego se me bajan allá donde has de imaginarte.
Y sí, entonces lubrico, y el pulso se me acelera, y corro a maquillarme, a ponerme linda para ti, para que me cojas y te guste… y me guste y todo salga de maravilla y quieras volver a llamarme…

Y sí, allá voy, tan pronto como puedo, bien arreglada, con la sonrisa instalada e incapaz de disimularla. Respiro profundo en el elevador, arreglo el cabello, me calmo. Las mariposas regresan y me chapean las mejillas y vuelven a lubricarme antes de llamar a tu puerta, de escuchar tus pasos acercándose, de verte de nuevo al abrir, de probar tus labios, de perderme.

Cabrón: Qué rico coges.

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