-¿Baja?- Me pregunta él sonriendo.
-Baja- Respondo cortésmente. Él entra al elevador aunque su novia (esposa, amiga, detalle o nalguita), lo jala discretamente del brazo, como pidiéndole que esperaran otro elevador. No sé porqué algunas chicas se sacan tanto de onda en un motel, que ni el elevador les gusta compartir. Él no le hace caso.
Se bajan en la recepción, yo me sigo hasta el estacionamiento. Antes de que se cierren las puertas, él me mira a los ojos con más lujuria que un toro en brama. Hay que reconocerlo: Está guapetón.
Toc, toc, toc…
Dos días después, en el mismo hotel, me abre la puerta de su habitación un cliente
-¡Sabía que eras tú!- dice triunfal
Sonrío, le doy un beso y entro a la habitación.
Charlamos. La chava con quien venía el otro día trabaja con él, son cuates, pero de vez en cuando, si el tiempo lo permite y la calentura lo justifica, se dan sus escapadas al cinco letras. Él es abogado, de treinta y ocho años, divorciado, sin hijos, con una hipoteca y buenos negocios. No tiene planes para casarse de nuevo, cuando menos pronto, pero está decidido a divertirse lo más posible.
No es tímido, mientras rompía el hielo contándome los datos generales de su vida, paseaba sus manitas por mis curvas andando del cortés cachondeo al franco faje. Para cuando me di cuenta, sus labios ya asaltaban mi cuello y sus manos me desnudaban. Sacó el vestido, me besó los hombros, acarició mi espalda, besó mis pechos, rodeó mi cintura, besó mi vientre, jugó en mi ombligo, acarició mis nalgas y, recostándome lentamente, puso su lengua entre mis piernas y empezó a jugar con ella como si hubiese leído un instructivo…
Inesperadamente, tuve que apretar las nalgas, estrujar las cobijas, morderme el labio y gritar… una tregua recorrió mis venas. Sonreí…
¡Bendito elevador! Pensé, antes de comenzar a devolverle el favorcito.
Seguramente el ánimo será el mejor. Ya los diablos rojos son finalistas y van por el décimo milagrito, suficiente para empatar a los pajarracos amarillos (perdón caballero de mi corazón), como el segundo equipo con más vueltas olímpicas de nuestro México lindo y querido…
No quiero confundir, la neta de futbol sé lo mismo que de astronáutica y no es algo que disfrute, pero antier estuve trabajando con un pambolero de corazón, de esos que parece que diosito les puso sobre los hombros un balón y sólo te hablan, emocionadísimos, de jugadas, futbolistas, estadísticas, historias, todo… Como si el futbol fuera un mundo aparte y hubiera que escribir su épica leyenda.
El pobre sufrió, pues es moreliano y venía de ver cómo unos norteñitos se las dejaban caer una tras otra. Con un marcador de siete goles a uno, decía mi cliente, los pobres monarquitas salieron caminando como charritos. El caso es que hoy me enteré que pasó el Toluca a la final y eso los pone justo en la posibilidad que ayer me dijo mi futbolero cliente.
Así que, chingona la vida, parece ser que con esta final se juega el apocalipsis o el Armagedón. Pues sea como sea, se van a dar en la madre unos santos contra unos diablos… A ver qué pasa.
Mientras tanto, este lunes estaré visitando la tierra de uno de los finalistas. Toluquita, tenemos asuntos pendientes… vamos a pasarla rico. Si quieres que hagamos travesuras llámame: 722-173-7373
Yo: ¿Así?
Yo: ¿Mo siento?
Yo: ¿Así o me cambio de ropa?
Además, también próximamente, estaré de gira por Querétaro, Puebla, León, San Luis Potosí y, con suerte, llego hasta la Sultana del Norte… Allá los veo…
Veremos…
Manzanita y tarea, a la orden!!! No obstante los gélidos aires, cumplí y presento a su venia mi trabajo de investigación de campo.
Primero, debo aclarar que hace ya como un año y medio que no iba a un AVPM-H1N1, pero definitivamente no soy nuevo en esto, así que acudí sin miedo y con conocimiento de causa. Además, llevaba las nuevas consejas de tan ilustre teacher (osease tú).
Regresaba del defectuoso a Toluca Ranch vía Paseo Tollocan, preciosa entrada en donde se ubican, precisamente, los teiboles más selectos. Como había varo, escogí el Mens Club.
La llegada y primer faje… pero no lo hice yo, fue el cabrón de seguridad de la entrada que más que revisarme se agasajó con mis cositas el wey… que si traía armas, que sí era seguro… aaayy oei, ya hasta le iba a dar una lana ;P
Me sentaron más o menos lejos de la pista… lo malo de no haber vestido de traje… pido una chela de entrada y algo de botanita (puros cacahuates)…
Así unas dos más… ya andaba escogiendo algo y haciéndome cuate de un mesero (no se, siento que es clave hacerse cuate de esos vatos); cuando se acerca una chavita… mmm, no me gusta, me repito, pero ella con sonrisa de oreja a oreja, acento argentino: «no importa -me dice-, me siento un ratito a platicar y ahorita me voy… sale.
No pide nada, pero inicia platica sabrosita… me cae bien, eso vale la bebida que quiera.. .no se mancha, pide una sencilla. Es de Puebla, pero como había pocas chavas, le dijeron que tenía que irse a Toluca… ¡qué bueno! le digo…
Yo sin tocar nada, platicamos de la vida… sabe su trabajo, me digo, porque me tiene risa y risa… le digo que quiero ponerme happy y me dice: si quieres te acompaño… sale, buena onda, pedimos al parejo. Sigo sin tocar maestra… solo rozamos las manos… je, je, ella sabe que estoy cerca, pssss. alcohol y buena onda…
Me paro al baño y… no ma, se me sube, será el frío del baño… ja ja, al regresar ya ella me espera cambiada, porque va a la pasarela… Ya sabes, sonrisitas desde allá… mmmm, no está nada mal, me digo, je je je… desnudo parcial…
Baja, se queda conmigo… seguimos platicando, riendo y bebiendo… ambos estamos happys ¡qué bien me la estoy pasando!… pero, sigo sin tocar… ja, ja, le platico de ti y tu tarea, me dice que te va a agradecer porque ella también está a gusto (me hace sentir bien)… de pronto me dice: ¿cómo te gustan las chavas?… mmm, chamorro, buen cuello, etc, etc… y se para como muñequita y me dice: a’ver, califícame a mi, y hace un bailecito bien chispa, como de cajita de música…
Se sienta junto a mi y le digo: mmm, se me hace que mejor sí te toco ja ja y la siento en mis piernas… flojita cooperando… ja ja ja… la buena onda… seguimos bebiendo y charlando, ya es peda ja ja ja, recuerdo a mi maestra y le digo que no quiero que pierda por no comprar privados, así que le compro dos… pero no vamos… el faje se pone muy rico; le juro amor eterno y ella me dice:
Scaramouche