Pues sí, comí con Bianca y sí, nos divertimos. Después de muchísimo tiempo de no vernos me llamó y me invitó a comer. Se veía tan guapa como en tiempos de la agencia, su rostro hermoso, sus curvas pronunciadas, sus nalguitas redondas y sus piernas firmes e interminables. Estuvimos un buen rato platicando de los viejos tiempos, de las amigas, de los amigos, del hada, de los clientes, de nuestros inicios. ¡Ah sí! Y la propuesta seductora…
-Oye- me dijo casi al final de la conversación –Me contaron que tú eres Lulú Petite ¿Es cierto?
-Sí, soy yo ¿Quién te dijo? ¿Paulina?
-No importa. Hay algo que quiero proponerte.
De lo que me propuso les cuento este jueves en El Gráfico, pero mientras a ver qué tan creativos son ¿Qué se les ocurre que me pudo proponer? Al primero que le atine (si alguien le atina) le mandaré un regalito electrónico ¿Qué tal?
Por cierto. Éste jueves, 1 de diciembre, voy a estar en Veracruz. El viernes 2 en Coatzacoalcos… Si eres de allá puedes ir apartando cita llamando a mi teléfono chilango… Ja, ja, ja. Besitos.
El martes 29 de noviembre, en El Gráfico, voy a contar la historia de Bianca, una chava mega guapa con quien trabajé en la agencia. Tiene un rostro precioso y su cuerpo es una delicia, las curvas más pronunciadas que las de una montaña rusa y unas piernas, que parecían imanes para las miradas de todos los canijos lujuriosos que se le paraban enfrente. De esas piernas largas, delgadas y atléticas, con muslos firmes y sólidos (sin llegar a musculosos) sin siquiera una leve marca de celulitis. Cuando usa tacón alto, además de que se le marca la curva de las pantorrillas, se le paran las nalguitas de un modo casi insolente. Era (y sigue siendo) un pinche avión de vieja.
Por si fuera poco, según me cuenta, salió noviera desde chiquilla. Empezó a coger apenas entró en la adolescencia y, desde entonces, no paró. Siempre nos contó orgullosa que se las chupó a casi todos los vecinos de su calle y que en la prepa se cogió a un chorro de compañeros y a un par de maestros.
De la escuela sólo le gustaba el reventón, por eso cuando vio que si quería terminar la prepa debía repetir el tercer año, decidió mandar los libros al diablo y comenzar a trabajar. Primero, como hostess en un restaurante, luego con nosotras en la agencia.
Hace unos días comí con ella y me contó la historia de porqué se inició en esto, además (claro), de hacerme una propuesta indecentísima que me encantó. Algo curioso es que ya sabe que soy Lulú Petite, que tengo este blog y que escribo en el periódico ¿Cuántas de tiempos del hada sabrán esta parte de mi presente?
De cualquier modo, siempre resulta divertido encontrarme a alguien de aquel tiempo. Bueno, si quieren, mañana me leen… sí, en El Gráfico.
Como lo comenté hace unos días, cuando estaba en la agencia y no había mucha chamba, nos daba por platicar. Las pláticas entre mujeres, pueden tratar de los más diversos temas, pero siempre existe el riesgo de que terminemos hablando de hombres. En lo encantadores y odiosos que pueden ser. En lo predecibles que son para unas cosas y en lo complicados que son para otras.
A veces platicábamos sobre los clientes, sobre sus costumbres y estilos, sobre quién nos gustaba o quién preferíamos que lo atendiera alguien más. Otras veces, la mayoría, hablábamos de hombres, pero de los que nos movían el tapete, de esos a los que no les cobrábamos y compartían nuestras sábanas después de las jornadas de trabajo, de aquellos con los que hacíamos planes del tipo «erase una vez» y «felices para siempre». Yo era muy discreta, no me gustaba hablar de mi vida privada (quién me leyera ahora), así que callaba y escuchaba.
Ahora, en El Gráfico, cuando escribo de mi vida personal. Las opiniones se dividen, hay a quienes les gusta que cuente exclusivamente pormenores del negocio, cuántos clientes atendí, cómo lo hicimos, si lo disfruté, si fue malo. Prefieren que sólo cuente asuntos de sexo por dinero. Hay también otro grupo de lectores y lectoras que les gusta que cuente otros detalles de mi vida, la escuela, los pretendientes, los ratos en que el corazón me late y se da el lujo de aceptar a alguien en mi cama por el puro gusto de un orgasmo no financiado. Ultimadamadresmente podría decir que escribo lo que me nace, pero algo en el orgullo me obliga a corresponder a cada lector que se tome el tiempo de leer lo que escribo en el periódico, acá o en el twitter y, naturalmente, eso hace imposible darle gusto a todos. Lo más sencillo es seguir como hasta la fecha, diciendo de mi vida las cosas que me van pasando, así eso tenga que ver con clientes, con Goliats, con Davides, o con lo que sea, el chiste es ir dejando testimonio de lo que me va pasando, en una ciudad convulsa, viva, hermosa, contradictoria y, eso sí, muy cachonda.
De todos modos, acá puedo leer opiniones. Con la idea de que he de escribir sobre lo que me pasa o me consta, no me caería nada mal saber qué temas les gustaría que tocara en el periódico, de qué escribir, que puede servir para sacarles una sonrisa o inspirarlos para que se tejan una chamarrita. En fin, ganas es lo que sobran, opiniones nunca y siempre serán bien agradecidas…
No olviden, hoy Distrito Federal, mañana Toluca, el viernes Querétaro y el sábado León…
Estaba saliendo de la escuela y recién encendía el teléfono de trabajo. Me subo a mi coche, prendo el radio y agarro camino para la casa, de pronto ¡Ring! Suena el celular.
-¿Hola?- Respondo amablemente
-¡Hola! ¿Lulú?
-Sí, soy yo
-Hola Lulú, pues es que mira… vi tus fotos en el periódico y… quería que me explicaras cómo funciona el servicio…
-Si mira, cobro tanto, es un trato de novios con muchos besitos y caricias, sexo oral y vaginal, todo con preservativo. No hago sexo anal y nos podemos ver en tales y cuales hoteles.
-Pero entonces ¿Si das besos? ¿En los labios?
-Sí. Aunque claro, se disfrutan más si tienes bien lavaditos tus dientes.
-Eso sí, lo prometo. Oye… pero ¿Te puedo hacer otra pregunta?
-Claro, ya la estás haciendo…
-Oye ¿Tú eres la de las fotos del periódico?
Me preguntan a menudo si la chava que aparece en las fotos de la columna soy yo ¡Claro que sí! Para bien o para mal, las curvas que martes y jueves decoran El Gráfico son mías. Igual que todas las demás, que están en mi blog, que subo al twitter y demás. Claro, siempre puede quedar la duda, siempre pueden quedar ganas de verme sin blur en el rostro, o de tocar a ver si todo está como parece. Eso es muy fácil, cosa de llamar al (044) 5532725022 y programar una cita. Estoy segura que te va a encantar.
El caso es que ya salió en El Gráfico la nueva imagen de mi colaboración semanal, apenas unos días después de la entretenida y maratónica sesión de fotos en un nuevo y colorido motelito. Así que como ya tengo nuevas fotos, será cosa de irlas subiendo, por lo pronto, acá dos…