¡Despéinate! Siempre hay final feliz

Como acordamos la semana pasada, mi amiga Patricia y yo nos hemos citado en un café para que me cuente cómo les ha ido a ella y a su esposo con el gel oral que compramos juntas la semana pasada (aquí el texto anterior, por si no lo viste).

 

Patricia se sienta frente a mí con los ojos brillantes y una sonrisa de oreja a oreja.

 

-Querida amiga … ¡cuánta razón tenías! Esto de los potenciadores es increíble. ¡Increíble! Ha sido tomarlos y… uf, bueno no sé cómo voy a sentarme porque estoy dolorida y todo…-

 

Su sonrisa era tremenda. Bebí un sorbo de mi botellita de agua para reprimir una carcajada. Y es que es tan sencillo, está ahí, tan al alcance de la mano, y la gente ni siquiera se da cuenta. ¿Potenciadores sexuales? ¡No, gracias! Los señores se creen meramente que los estás llamando impotentes si les mencionas el tema.

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-Hacía tiempo que no lo veía tan excitado.- Prosiguió ella. -Me refiero no sólo a lo bueno del sexo, sino que hacía mucho que no se le ponía el pito tan duro, y con esas venas tan marcadas a los lados…-

 

-Te entiendo- ¡Carajo! No tiene que ser tan explícita.

 

-Además, cuando ya se había tomado el gel y ya la tenía tan dura como una piedra. ¡Nunca se la había chupado tan rico! Pero aquello iba a más. Solo le pasaba la lengua por la punta, y él casi se ponía a gritar. Seguimos con un sesenta y nueve. Yo, a todo esto, estaba que no podía más, y su herramienta seguía como un palo. Entonces se volteó y me la metió muy despacio. Ahí yo ya tuve que gritar. Y él empezó a moverse haciendo círculos… es que me llenaba toda, ya sabes.-

 

-Caramba, amiga, que te van a oír.-

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-Normalmente, él suele terminar, bueno, suele terminar antes que yo. Pero esta vez, de repente se quedó quieto y yo pensé, ya está, pero no… siguió moviéndose, cada vez más rápido, y yo es que ya no podía más, de verdad, pero él era como el conejito de las baterías Duracell. Más, y más… ¡Creí que no se iba a acabar nunca! Hasta que entonces…

 

-¿Entonces?-

 

-¡Entonces me corrí! Sí, amiga, llegué al orgasmo la primera. Y eso no suele pasar. ¡Grité como una loca! Y tanto le gustó ver cómo me despeinaba, que él también se corrió. Orgasmo simultáneo, podríamos decir. Entonces, se me dejó caer encima y nos quedamos así, abrazados, recuperándonos. ¡Fue genial! Y todo gracias a ti…-

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-No, Paty, yo no hice el gel nada más te llevé a comprarlo. Es muy sencillo, un gel que te permite jugar, fantasear, incorporarlo a la diversión estimula la mente y, al mismo tiempo, le da al cuerpo lo que necesita. A eso se le llama mejorar el rendimiento. Justo lo que le ha pasado a Adrián: que le han hecho efecto.

 

Whatever. Di de mi parte que quien no lo pruebe, no sabrá lo que se está perdiendo.

 

¿Y tú, también te atreves a despeinarte?

 

Para el consumo de productos para atender la disfunción eréctil consulta a tu médico. ¡Despeinate!

#LuluPetite

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