Hasta siempre amigo

Tú estuviste aquí durante tanto tiempo. Al despertar, el brillo de tus ojitos era lo primero que me saludaba, con tu flequillo rubio sobre tu frente y tu lengüita que sonreía deseándome los buenos días. Brincabas de la cama y, moviendo la colita, me animabas para comenzar el día. A veces me acompañabas en mi rutina, otras veces, cuando salía, eras quien me recibía en casa, con tu colita emocionada moviéndose como abanico y tus patitas brincolinas, estabas allí para compartir mis alegrías y soportar mis malos ratos. Ayer, sin embargo, fue uno de los días más tristes de mi vida.

Ayer tuviste que irte. Tú que me acompañaste desde que salí de casa, que fuiste mi compañero, mi mejor amigo, mi cómplice, mi mejor copiloto de vida, mi bebé, mi hijo.

Quien me enseñó que en un par de patitas y esa bolita de pelos cabe todo el amor y la lealtad del universo, que una cosita tan chiquita puede hacer mejores tus días, pequeñas tus penas y llenar soledades.

En los últimos meses, poco a poquito, la fuerza que siempre tuviste fue calmándose. Ya no podías brincar a la cama ni correr tan rápido. Nos pedías a todos que lleváramos tu ritmo, que hiciéramos pausas, ya no escuchabas ni veías como antes, pero aunque tu fuerza estaba cansada, tu energía nunca. Hasta el último momento sonreías con tus ojos, seguías siendo el chaparrito más hermoso y capaz de llenar mi corazón de alegría.

Ayer te fuiste amigo Luka. Mi perrito, me cómplice, mi angelito y hoy me siento infinitamente triste y sola. Dejas un vacío que sólo puedo llenar con tu recuerdo, con todo el amor que me diste, con el calor de tu cuerpecito y tu naricita fría. Con tus juegos, con tus fotos y, sobre todo, con tu herencia, la más hermosa del mundo, tus dos bebés que siempre te amaron tanto como yo y tu vieja, la perrita más dulce y amorosa que siempre te quiso mucho.

Todos te llevamos en el corazón, gracias por enseñarme tantas cosas. Por enseñarme el amor infinito que puede haber en un perrito, en algo tan chiquito para hacer que tus días sean mejores, que lo malo y triste se olvide con un paseo a tu lado, que una cosa tan pequeña emana tanta energía bonita que hace que les des amor que ni se puede uno imaginar.

Mucho de lo bueno que pueda haber en mi corazón es porque me enseñaste lo más profundo de la vida, que se puede ser feliz sin más nada que amor, bondad y compañía.

Gracias Lukita, te amaré siempre.

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